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viernes, 10 de diciembre de 2010

MI NIÑO NO TIENE CUNA





Noche, pesebre y estrella,
la luna agita sus aspa...
Niño de azucenas duerme
arropadito en la paja.
Reposa el brazo, el espíritu
del sueño remomta el ala,
y el hombre cierra las puertas
a María embarazada.
El eje gira que gira,
el Orbe danza en su barra;
en los célicos parajes
un lucero se agiganta.
María encontró refugio
para acunar la esperanza.
Hay aliento de silencios,
de fríos y de horas largas.
¡Ay... mi niño de azucenas
arropadito en la paja!,
¡mi niño no tiene cuna
para sus sueños de nácar!
El eje gira que gira,
el tiempo se pone en marcha...
Soles apagando estrellas,
lunas al sol amortajan,
ríos desgarrando cauces,
olas que suben y bajan,
y el hombre sigue cerrando
puertas a la embarazada.
,
El eje gira que gira,
otras tierras, otras razas,
otros homres, otros niños,
otras madres, una nana:
¡Ay, mi niño de azucenas
arropadito en la paja,
mi niño no tiene cuna
para sus sueños de nácar,
mi niño no tiene cuna
para mecer la esperanza!.

CANCIÓN DE CUNA AL NIÑO





¡Niño de la piel de luna!,
¡Niño de los ojos de agua!.
Pastorcitos en la cuna,
monarcas en las montañas.
Aquieta belén su canto...
Sobre la techumbre danzan
mil estrellitas ligeras,
luceros de faz galana.
Los párpados de la noche
cierran su alud de pestañas,
en los recintos, los sueños
hilando sus redes blancas.
Están llamando a la puerta
peregrinos sin posada,
hay un rincón para el hombre,
para Dios, campo y escarcha.
Caminito de la estrella,
sendero de la esperanza,
marcha el burrito llevando
al Universo en el anca.
En un portal sin columnas
de alabastro ni de nácar,
hubo un trono para el Rey
en tibio lecho de pajas.
José le mira en silencio,
María canta la nana...
¡Niño de la piel de luna!
¡Niño de los ojos de agua.!
Déjame hallar el camino
en la luz de tu mirada.

Por las peñas serpentean
las corrientes en cascadas
y hay alegría de peces
moviendo su luz de escamas.
Nacen pétalos las flores,
el aura porta fragancias
más ricas que los perfumes
de las princesas del Asia;
las aves revolotean
en la escena de las ramas.
¡Despertad, durmientes hojas,
cantemos al Dios la nana!...!
¡Niño de la piel de luna!
¡Niño de los ojos de agua!.
Déjanos hallar camino
en la luz de tu mirada.


Por las colinas descienden
los pastores con sus varas,
mantos al hombro celestes,
amarillos y escarlata.
Saltan perlas de rocíos
salpicando las sandalias,
música de las pastoras
batiendo al aire las faldas;
cántaros de rubias mieles,
rebaños de pura lana,
ofrendas para el Infante,
tributos de cuerpo y alma.
Por la colina descienden
cantando a Jesús la nana:

¡Niño de la piel de luna!,
¡Niño de los ojos de agua¡
déjanos hallar camino
en la luz de tu mirada.”

Camellos de arreos oro
siluetas curvas retratan
en los violáceos reflejos
teñidos de madrugada.
Sobre los altos cojines,
la estampa de los monarcas
proyecta sobre los grises
sus efigies coronadas.
Mirra, incienso y oro traen,
tributos de cuerpo y alma,
y al pie de humilde pesebre
cantan a Jesús la nana...
¡ Niño de la piel de luna!,
¡Niño de los ojos de agua!,
El Orbe encontró camino
en la luz de tu mirada.

jueves, 2 de septiembre de 2010

EL DRAMA DE MEXICO: ¿CUAUHTEMOC O CORTES?

POR HERMINIA D. IBACETA

Con fecha de abril del 2,001, salió a la luz pública el interesante y esclarecedor libro, El Drama de México: ¿Cuauhtémoc o Cortés?, que debemos a la ágil y valiente pluma del escritor y periodista cubano, Dr. Emilio Martínez Paula.
Asediado por las hordas comunistas, que no le perdonaban sus constantes ataques a la falta de libertad imperante, lo cual determinó el cierre del “ Diario Libre” del que era editor, salió Martínez Paula, rumbo al exilio, en agosto de 1962.
Desde su arribo a Los Estados Unidos, el Dr. Martínez Paula, ha compartido con la comunidad mexicana de Houston, Texas, donde reside, los aires de libertad que buscaba, brindándoles su talento y erudición como catedrático de S.T. Thomas University , así como a través de su destacada labor periodística, caracterizada por su veraz material informativo y la seriedad de su misión como director del periódico “La Información”de Houston Texas, en cuyas páginas apareció publicada esta historia antes de convertirse en libro.
Sus credenciales académicas y su trabajo como cultor de nuestro idioma castellano, le valieron su ingreso como Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, cuyo director, el Dr. Odón Betanzos Palacios, suscribe el prólogo de este libro sobre la conquista de México, dedicado por su autor a la memoria de Octavio Paz.
El Dr. Martínez Paula, no imprivisa criterios a la ligera, por el contrario, sus razonamientos y deducciones son el producto de una ardua labor investigativa basada en las más autorizadas fuentes: Bernal Díaz del Castillo, testigo de la Conquista e Historiador de Indias, y la de uno de sus principales protagonistas, Hernán Cortés, en sus Cartas a Carlos V., sumando a las ya mencionadas, otras acreditadas fuentes: Hernán Cortés, creador de la nacionalidad, del educador mexicano José Vasconcelos, entre otros muchos.
El desarrollo de su vida como exiliado en una comunidad mexicana, cuya cotidianidad comparte, le ha hecho tomar como propios los sentimientos y las preocupaciones de este pueblo,
así como considerar lo vital que resulta para el futuro de México, el correcto enjuiciamiento del pasado y la aceptación de su verdad histórica.
Su relato nos retrata, con pecados y virtudes, tanto a Moctezuma y su cruel imperio azteca como a Cortés y su ambicioso ejército, resaltando los caracteres y costumbres de ambos pueblos. Como eran, realmente, desde el atuendo al alma desnuda, describiendo con fluidez los escenarios que sirvieron de marco a la historia y la fastuosidad del pujante imperio azteca. El hecho histórico es expuesto en lenguaje directo y ameno, con un enfoque verdaderamente objetivo.
En su análisis, Martínez Paula, estudia los motivos que ayudaron a Cortés, inclinando a su favor la victoria sobre un pueblo tan poderoso como el azteca. Entre estos hechos sobresalen: La influencia religiosa que dominaba a los aztecas, quienes esperaban ansiosos la llegada del hombre blanco, el cual restablecería el culto a la serpiente emplumada; las luchas intestinas entre los aztecas y otros pueblos hermanos convertidos en sus esclavos, Tlaxcala, entre ellos; la valentía del héroe Xicotencalt y la relevancia de Doña Marina (La Malinche), cuya labor al lado de Cortés, fue decisiva para el triunfo español.
En el ala opuesta, está Cortés, decidido, valiente, astuto, con cierta preparación académica y conocedor del momento histórico que vivía . Con él, un equipo bélico superior en el que hizo su aparición el caballo, desconocido para los indios mexicanos.
Martínez Paula, enjuicia la heroica postura de Xicotencalt, quien propinó a los españoles su primera derrota y al que poco se menciona, en oposición a Cuauhtémoc, que entregó a Tlatelolco.
En su profundo análisis, nuestro escritor responde a la pregunta planteada en: El Drama de México: ¿Cuauhtémoc o Cortés? y expone, abiertamente, su conclusión: “Hernán Cortés fue el verdadero creador de la nacionalidad mexicana”, lo cual concuerda con los criterios expresados por José Vasconcelos y por Octavio Paz. Martínez Paula nos dice sin rodeos, que ya es hora de que el pueblo mexicano se vuelva a su pasado, lo revalorice y acepte esta verdad histórica. La nacionalidad mexicana no la integran sólo los aztecas y los otros pueblos indios que habitaban la región. México es un pueblo nuevo, producto del mestizaje d e dos razas y de dos culturas.
Opino, como el autor, que el mito de la felicidad mexicana destruída por los españoles no se corresponde con la realidad histórica. La conquista española, con sus pecados y sus virtudes,
sembró, tanto en México como en el resto de la América, la semilla de la que han germinado todos nuestros pueblos. Como dice el Dr. Martínez Paula: “Mexico tiene que enfrentar su pasado para poder forjar su futuro.”


sábado, 22 de agosto de 2009

POEMARIO :


‘EL AMOR RESUCITADO’

I
Mundo, tránsito de edades,
una centuria a otra sigue
y el hombre necio persigue
su ruta de soledades.
Las humanas hermandades
crecen espaldas sombrías,
les escapa por la vía
del silencio la palabra
y su propia mano labra
un páramo de agonía.

Primaveras escaladas
por tundras irreversibles,
trazó el paso incontenible
de sus bélicas jornadas.
Mariposas torturadas
sus sueños, levaron vuelo,
clamando al azul del cielo
rosas para las escalas,
donde reposen sus alas
las inclemencias del suelo.


PORTUGAL 1917


II

Por los prados portugueses
cruza la niña divina,
Jacinta de las ovejas,
Pastora de la alegría.
Lirios sus plantas menudas
danzan saludando al día,
despertando primaveras
sobre las hojas dormidas.
Por los prados portugueses
tres pastorcitos caminan
en mar de corderos blancos
ondulando lana fina.
Cuerpo en hechura de niño
va silencioso el flautista,
regalando al sol naciente
celestiales armonías.
Un ángel vela el rebaño,
lleva por nombre Lucía.
Por los prados portugueses
tres pastorcitos caminan…
En un recodo del bosque,
a la sombra de la encina
Jacinta, soñando cielos,
sobre una roca medita.
Balan quedas las ovejas,
cantan Francisco y Lucía,
el valle devuelve voces
susurrando: Ave María.
¡Oh las nítidas auroras
por los campos esparcidas!
¡Oh las nítidas auroras
por los prados de la vida!.

III

Lejos, donde Iberia entrega
su límite al firmamento
himnos bélicos resuenan
en los vértices del viento.
Europa civilizada
mide frutos de progreso
en sus muros devastados,
en su cosecha de muertos.
El humo de los combates
caracolea siniestro
sus espectros desafiando
la paz de los elementos.
La tierra sudando sangre
ahoga los frutos secos,
y el horizonte se envuelve
en un adiós de pañuelos.
En los desiertos hogares
crece el árbol del silencio
y un niño tiende la mano
pidiendo su pan de besos,
mientras agita su frente
la caricia de un recuerdo.
El hombre no encuentra al hombre…
en la búsqueda de cuerpos,
perdió de su perspectiva
la luz que alimenta dentro.
¡Oh las hórridas tinieblas
capuz de los hemisferios!
¡Oh las hórridas tinieblas
que gravitan en los pechos!
IV

A los predios portugueses
llegan los ecos lejanos
confundidos en su fuga
los agoreros presagios.
En lo alto de la encina…
¡eclosión maravillosa!
surgen promesa y milagro.
El verde acuna su sueño
en los valles lusitanos;
sin nubes el cielo azul,
el Astro en el meridiano.
Los robles velan al sol
y en sus torsos milenarios
las células sorprendidas
pulsan latidos humanos.
Por los prados portugueses
tres pastores y un rebaño.
Jacinta camina cielos…
Lucía y Francisco hermano
dialogan a las alturas
en la lengua de los santos.

Mancebo de alas de luna,
cristalino como un lago,
sobre el ara de la encina
porta guirnalda de salmos.
Brilla el cáliz suspendido
en el etéreo sagrario
y Maria… busca sitio
a su cuerpo iluminado.
El follaje estremecido
matiza colores vagos
al contacto de unas plantas
como pétalos alados.
Soles de fuerza ignorada
juntan en uno sus rayos
vistiendo de luz el cuerpo
de María sobre el prado.
¡OH los halos y las voces
que circundan el espacio!
¡Oh los halos y las voces
del Amor Resucitado!

V

Allende los Pirineos
a la estepa desolada,
pabellones de combate
sus cendales agigantan,
!Oh los oleajes del odio
batiendo en la costa humana!
¡Oh los oleajes del odio
sembrando espinas y llamas!.
En la tierra portuguesa,
sementera de bonanza,
María agita en los dedos
la antorcha de la esperanza.
El tiempo detiene el curso
presuroso de la marcha,
las órbitas de la esfera
en torno al eje se paran,
y entre ovejas y pastores,
notas que el eco dilata,
el mensaje de los cielos
toma en María, Palabra

VI

“Gime en la cruz el cordero
y una y otra vez le clavan
el dardo de los pecados,
del desamor las espadas.
Mirad ese corazón
que en la pira el fuego abraza:
es mi corazón que llora
por ti la perdida gracia.
Orad y sacrificaos
por el pecador, que talla
sobre la flor de la vida
la eternidad de sus lágrimas.
Orad por la paz, el mundo
entre luchas se desangra,
haced que retorne Rusia
de la iglesia a la morada.
¡Ay, si el hijo no volviera
Del Padre Eterno a la casa!,
el pájaro del castigo
batirá tajante el ala
y la noche de la guerra
cortará la luz al alba.
Rusia sembrará sus yerros,
y su furia desatada
lloverá rojos martillos
sobre los campos del alma.
El hijo regresará,
y en la tierra del amor
surgirá de las cenizas
la paz convertida en flor.
¡Oh ventiscas infernales
la piel del árbol descarnan!
¡Oh alientos de primavera
creciendo perdidas ramas!.

VII

María vuelva al carrasco
¡estrella entre resplandores!;
nardos transidos, la aguardan
meditando los pastores.
Los prados duermen, silencio…
entre encinares y robles
la grey de los escogidos
renace purpúreas flores.
María clama tributo,
sacrificios y oraciones.
Al tiempo de la Palabra,
acrecentando fulgores
flagrantes rayos penetran
de la tierra los hondones.
Angustia bate sus alas,
los ojos de los pastores
enfrentan en mar siniestro
oleajes de pecadores.
Del fuego, las retorcidas
lenguas oscilando imponen
sobre los grises etéreos
renegridos pabellones.
Las almas como pavesas
rinden su luz, las veloces
ondas del viento regresan
cargando notas discordes.
¡Oh los lobos del pecado
simulando eternos goces!,
¡Oh los lobos del dolor
aullando en mitad del hombre!.

VIII

Cuerpo en hechura de niño
duerme su sueño el flautista…
Por las llanuras del cielo
repican sus armonías.
¡Oh pequeño moralista
de indescifrable silencios,
en peldaños de virtud
trazaste ruta a lo eterno!.

¡Oh Francisco de la paz,
en los umbrales del sol
donde tu espíritu alienta,
acuérdate de la Tierra
en tu diálogo con Dios!.

IX

Jacinta de las ovejas,
Pastora de la alegría,
por los prados de la aurora
cruza la niña divina,
al hombro el blanco cordero,
en el pecho las espinas.
Alhelí doblado al peso
de tormentos y fatigas;
canto de sed en los labios
por las almas redimidas,
cinto de llagas la oprimen
como una flor dividida,
y anda sola…
por los prados de la muerte,
por los prados de la vida.
Mas allá de los eriales
el eco del valle grita…
-Jacinta, aún los rebaños
te están llorando dormida;
los celajes forman sendas
al paso de la elegida,
las candelas de los ángeles
se prenden, luz argentina
iluminando el espacio
donde la espera María;
y la pastora despierta,
camina cielos, camina…
Regresa del sacrificio,
laurel sobre las espinas,
Jacinta trae la cruz
desde el ara de la encina.

X

El hombre no encuentra al hombre
porque no busca la luz,
Jacinta llevó en su cruz
grabado el único nombre;
al intelecto no asombre
que en la tierra del Señor,
donde siembras de dolor
semillas el odio crea,.
el camino a la luz sea
el que nos traza el amor.

Si soterrados están
en tinieblas abismales
los portentosos cendales
que amor pregonando van,
si de caridad el pan
no llega a alcanzar tu mano,
habrás recorrido en vano
las rutas de la existencia,
ausente de tu conciencia
el semblante de tu hermano.

Hombre, al hombre has de encontrar
pecho adentro, en el camino
donde el hálito divino
no cesa de palpitar.
En las aguas de ese mar.
esperando sepultados
yacen los lirios alados.
Anda, cédeles la puerta,
deja que llegue a tu huerta
¡El Amor Resucitado!.

Fin

viernes, 21 de agosto de 2009

COMENTARIOS SOBRE EL POEMARIO El Amor Resucitado

Leer el poemario “El Amor resucitado”/
“Amor y Filosofía” es una experiencia estética
muy placentera.
El primero tan lleno de imágenes y reminiscencias clásicas. Muy acertada me pareció su métrica
corta, llena de fluidez imaginativa tan apropiada para lograr el canto a las paraderas portuguesas y a la belleza del alma de sus sencillos habitantes, con toda su trascendencia simbólica
que tanto me acercó a una corriente muy característica de la poesía de la Edad de Oro.
El segundo, con un lirismo que concilia, felizmente, dos conceptos antagónicos que tocan las esferas afectivas y cognoscitivas, pero que en el ser humano total y verdadero están juntos. Por eso se ha podido hablar de la filosofía amorosa de Martí, para subrayar esa genialidad del Apóstol de imprimir a su obra esos elementos que la brillantez de Mañach captó con dos palabras claves: Raíz y ala.
Dr. Elio Alba Buffill
Profesor Emérito
The City University of New York
Kingsborough C. College

Comentario sobre :” El Amor Resucitado” por el poeta cubano Jorge A. Pérez

La poesía de Herminia D. Ibaceta, es diáfana, compleja y clara a la vez. Es una voz lírica, sobria y fina en lengua hispana de hoy. Es evocativa, visceral, trasciende la palabra poética, énfasis en el misterio de la vida. Inquietud conceptual, hay grandeza y modestia, singularidad, emoción única, vivencia irrepetible, verdad descubierta en la soledad, misterio. ¿Quién se atreve a negarlo?.
Lic. Jorge A. Pérez, Poeta y Ensayista.
Extracto del Ensayo
:Una Investigación Poética de lo Místico y lo Filosófico.
La Belleza como Sentido Etico”
Miami, Fl. 7/ 8 / 06

La poesía de Herminia D. Ibaceta, se coloca (desde el título del libro), en un plano de profunda espiritualidad y raigambre religiosa. No es ensimismada, ni de sentir solitario. Es una poesía proyectada hacia lo humano universal.

Dra. Zenaida Gutiérrez Vega