sábado, 22 de agosto de 2009

POEMARIO :


‘EL AMOR RESUCITADO’

I
Mundo, tránsito de edades,
una centuria a otra sigue
y el hombre necio persigue
su ruta de soledades.
Las humanas hermandades
crecen espaldas sombrías,
les escapa por la vía
del silencio la palabra
y su propia mano labra
un páramo de agonía.

Primaveras escaladas
por tundras irreversibles,
trazó el paso incontenible
de sus bélicas jornadas.
Mariposas torturadas
sus sueños, levaron vuelo,
clamando al azul del cielo
rosas para las escalas,
donde reposen sus alas
las inclemencias del suelo.


PORTUGAL 1917


II

Por los prados portugueses
cruza la niña divina,
Jacinta de las ovejas,
Pastora de la alegría.
Lirios sus plantas menudas
danzan saludando al día,
despertando primaveras
sobre las hojas dormidas.
Por los prados portugueses
tres pastorcitos caminan
en mar de corderos blancos
ondulando lana fina.
Cuerpo en hechura de niño
va silencioso el flautista,
regalando al sol naciente
celestiales armonías.
Un ángel vela el rebaño,
lleva por nombre Lucía.
Por los prados portugueses
tres pastorcitos caminan…
En un recodo del bosque,
a la sombra de la encina
Jacinta, soñando cielos,
sobre una roca medita.
Balan quedas las ovejas,
cantan Francisco y Lucía,
el valle devuelve voces
susurrando: Ave María.
¡Oh las nítidas auroras
por los campos esparcidas!
¡Oh las nítidas auroras
por los prados de la vida!.

III

Lejos, donde Iberia entrega
su límite al firmamento
himnos bélicos resuenan
en los vértices del viento.
Europa civilizada
mide frutos de progreso
en sus muros devastados,
en su cosecha de muertos.
El humo de los combates
caracolea siniestro
sus espectros desafiando
la paz de los elementos.
La tierra sudando sangre
ahoga los frutos secos,
y el horizonte se envuelve
en un adiós de pañuelos.
En los desiertos hogares
crece el árbol del silencio
y un niño tiende la mano
pidiendo su pan de besos,
mientras agita su frente
la caricia de un recuerdo.
El hombre no encuentra al hombre…
en la búsqueda de cuerpos,
perdió de su perspectiva
la luz que alimenta dentro.
¡Oh las hórridas tinieblas
capuz de los hemisferios!
¡Oh las hórridas tinieblas
que gravitan en los pechos!
IV

A los predios portugueses
llegan los ecos lejanos
confundidos en su fuga
los agoreros presagios.
En lo alto de la encina…
¡eclosión maravillosa!
surgen promesa y milagro.
El verde acuna su sueño
en los valles lusitanos;
sin nubes el cielo azul,
el Astro en el meridiano.
Los robles velan al sol
y en sus torsos milenarios
las células sorprendidas
pulsan latidos humanos.
Por los prados portugueses
tres pastores y un rebaño.
Jacinta camina cielos…
Lucía y Francisco hermano
dialogan a las alturas
en la lengua de los santos.

Mancebo de alas de luna,
cristalino como un lago,
sobre el ara de la encina
porta guirnalda de salmos.
Brilla el cáliz suspendido
en el etéreo sagrario
y Maria… busca sitio
a su cuerpo iluminado.
El follaje estremecido
matiza colores vagos
al contacto de unas plantas
como pétalos alados.
Soles de fuerza ignorada
juntan en uno sus rayos
vistiendo de luz el cuerpo
de María sobre el prado.
¡OH los halos y las voces
que circundan el espacio!
¡Oh los halos y las voces
del Amor Resucitado!

V

Allende los Pirineos
a la estepa desolada,
pabellones de combate
sus cendales agigantan,
!Oh los oleajes del odio
batiendo en la costa humana!
¡Oh los oleajes del odio
sembrando espinas y llamas!.
En la tierra portuguesa,
sementera de bonanza,
María agita en los dedos
la antorcha de la esperanza.
El tiempo detiene el curso
presuroso de la marcha,
las órbitas de la esfera
en torno al eje se paran,
y entre ovejas y pastores,
notas que el eco dilata,
el mensaje de los cielos
toma en María, Palabra

VI

“Gime en la cruz el cordero
y una y otra vez le clavan
el dardo de los pecados,
del desamor las espadas.
Mirad ese corazón
que en la pira el fuego abraza:
es mi corazón que llora
por ti la perdida gracia.
Orad y sacrificaos
por el pecador, que talla
sobre la flor de la vida
la eternidad de sus lágrimas.
Orad por la paz, el mundo
entre luchas se desangra,
haced que retorne Rusia
de la iglesia a la morada.
¡Ay, si el hijo no volviera
Del Padre Eterno a la casa!,
el pájaro del castigo
batirá tajante el ala
y la noche de la guerra
cortará la luz al alba.
Rusia sembrará sus yerros,
y su furia desatada
lloverá rojos martillos
sobre los campos del alma.
El hijo regresará,
y en la tierra del amor
surgirá de las cenizas
la paz convertida en flor.
¡Oh ventiscas infernales
la piel del árbol descarnan!
¡Oh alientos de primavera
creciendo perdidas ramas!.

VII

María vuelva al carrasco
¡estrella entre resplandores!;
nardos transidos, la aguardan
meditando los pastores.
Los prados duermen, silencio…
entre encinares y robles
la grey de los escogidos
renace purpúreas flores.
María clama tributo,
sacrificios y oraciones.
Al tiempo de la Palabra,
acrecentando fulgores
flagrantes rayos penetran
de la tierra los hondones.
Angustia bate sus alas,
los ojos de los pastores
enfrentan en mar siniestro
oleajes de pecadores.
Del fuego, las retorcidas
lenguas oscilando imponen
sobre los grises etéreos
renegridos pabellones.
Las almas como pavesas
rinden su luz, las veloces
ondas del viento regresan
cargando notas discordes.
¡Oh los lobos del pecado
simulando eternos goces!,
¡Oh los lobos del dolor
aullando en mitad del hombre!.

VIII

Cuerpo en hechura de niño
duerme su sueño el flautista…
Por las llanuras del cielo
repican sus armonías.
¡Oh pequeño moralista
de indescifrable silencios,
en peldaños de virtud
trazaste ruta a lo eterno!.

¡Oh Francisco de la paz,
en los umbrales del sol
donde tu espíritu alienta,
acuérdate de la Tierra
en tu diálogo con Dios!.

IX

Jacinta de las ovejas,
Pastora de la alegría,
por los prados de la aurora
cruza la niña divina,
al hombro el blanco cordero,
en el pecho las espinas.
Alhelí doblado al peso
de tormentos y fatigas;
canto de sed en los labios
por las almas redimidas,
cinto de llagas la oprimen
como una flor dividida,
y anda sola…
por los prados de la muerte,
por los prados de la vida.
Mas allá de los eriales
el eco del valle grita…
-Jacinta, aún los rebaños
te están llorando dormida;
los celajes forman sendas
al paso de la elegida,
las candelas de los ángeles
se prenden, luz argentina
iluminando el espacio
donde la espera María;
y la pastora despierta,
camina cielos, camina…
Regresa del sacrificio,
laurel sobre las espinas,
Jacinta trae la cruz
desde el ara de la encina.

X

El hombre no encuentra al hombre
porque no busca la luz,
Jacinta llevó en su cruz
grabado el único nombre;
al intelecto no asombre
que en la tierra del Señor,
donde siembras de dolor
semillas el odio crea,.
el camino a la luz sea
el que nos traza el amor.

Si soterrados están
en tinieblas abismales
los portentosos cendales
que amor pregonando van,
si de caridad el pan
no llega a alcanzar tu mano,
habrás recorrido en vano
las rutas de la existencia,
ausente de tu conciencia
el semblante de tu hermano.

Hombre, al hombre has de encontrar
pecho adentro, en el camino
donde el hálito divino
no cesa de palpitar.
En las aguas de ese mar.
esperando sepultados
yacen los lirios alados.
Anda, cédeles la puerta,
deja que llegue a tu huerta
¡El Amor Resucitado!.

Fin

viernes, 21 de agosto de 2009

LOS PRADOS DE MI GLOSA

LOS PRADOS DE MI GLOSA DE INES DEL CASTILLO
Por Herminia D. Ibaceta

Los Prados de mi Glosa, es un libro de poemas tan sentido como hermoso. Su lec-tura nos permite palpar, no sólo el alma de nuestro Apóstol sino también la de su autora, la reconocida poetisa cubana Inés del Castillo, quien en esta entrega, une a la de Martí su enorme sensibilidad y su inquebrantable amor por la Patria lejana.
Se compone este poemario de dos secciones complementarias: “Glosando con Martí” y “Los Prados de mi Glosa” , con los que la autora crea un conjunto poético de indiscutible valor literario, un trabajo pleno e inspirador, un nuevo aporte a la literatura, en especial, a la escrita por cubanos exiliados.
Desde cualquier ángulo que se analicen estos versos, puede el lector constatar el valor antes apuntado. En ellos, no sólo resalta la perfección de la décima o espinela, (es- trofa empleada), sino la dignidad y el lirismo de un lenguaje, que en todo momento, está a la altura del de los versos glosados. Y es que la inspiración que los mueve, tiene su base en el amor, en la emoción y el sentimiento. Estas glosas son pura poesía, en ella se cumple, plenamente, lo que afirmaba Martí: “Se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía. (261).#1
Al glosar a Martí, nuestra poetisa, glosa palabras y sentimientos. Baste citar la dé-cima en la que parafrasea los siguientes versos sencillos: “Mi verso es de un verde claro/ y de un carmín encendido:/ Mi verso es un ciervo herido/ que busca en el monte amparo/. Porque al decir: (Verso que al alma camina/ por el cósmico portal,/recogiendo un madri-gal/ de primavera y espina./Ala fiel de golondrina/ vestida en fuego preclaro,/verso que rueda en un aro /amo de un sueño de amor./ Si el verso tiene color/ mi verso es de un ver- de claro).está Inés hablando de su propio verso que encierra, según dice, un madrigal de primavera y espina. La primavera a la que alude, no es más que el verde frescor del verso de Martí. La espina, el carmín encendido del verso del Apóstol.
Igual correspondencia podemos encontrar en: “Mi verso es un ciervo herido/ que busca en el monte amparo/, de Martí, con: “ El mustio penitente y el eco doliente” de los versos con los que nuestra poetisa pone fin a esta glosa.
No puedo dejar de transcribir la décima en que, a mi juicio, Del Castillo, al glosar a Martí, expresa la verdadera e íntima esencia del alma de nuestro Apóstol, cuando dice:
“Martí, fuego y mano franca,/ Martí, sangre y vena rota:/ alma flameante que trota/ en pos de una “Rosa Blanca’,/ Fuerza, dolor donde arranca-/en este mundo diverso-/aquel justo, rayo terso/ de luz en su corazón,/ para gritar su razón:/”!Soy el amor, soy el ver-
so”/(27)
En “Raíces”, introducción a la segunda sección de este envío, Inés del Castillo re-clama a su propia alma: “Alma mía, caminemos hacia el oro-rosa que se mueve sobre el verde inmortal de palma y de fronda (60).#2. Describiendo así, el encanto de aquel paisa-je en el que encuentra, según clama: “La imagen de la luz, el verde y el azul.(60) #3. En el poema La Dolorita expresa Inés: Guardo mis versos medidos/ donde la siento tan mía…/con un radiante latido/ de llanto en prosa cautiva. (66)
Así, con el alma suspendida en el recuerdo, en el bullir de la sangre, en las brumas de la distancia, en el sueño del amor, en el vuelo de las ideas, revive, en las décimas de esta parte del libro, el significado vital de la palabra “Patria”. El sentimiento vivo toma en ellos palabra y en un verdadero caudal de intensas imágenes, logra llevar tras sus ver- sos el alma del que los lee.

N O T A S:
1. Alvarado, Adalberto. El Pensamiento Martiano. Diccionario. Miami: San Lázaro Printing, 2000, Pág.,261
2. Del Castillo, Inés. Los Prados de mi Glosa. Perú: Urpi Editores, 2009, Pág. 60
3. Ibid., Pág. 60
4. Ibid, Pág. 60
5. Ibid, Pág. 66

COMENTARIOS SOBRE EL POEMARIO El Amor Resucitado

Leer el poemario “El Amor resucitado”/
“Amor y Filosofía” es una experiencia estética
muy placentera.
El primero tan lleno de imágenes y reminiscencias clásicas. Muy acertada me pareció su métrica
corta, llena de fluidez imaginativa tan apropiada para lograr el canto a las paraderas portuguesas y a la belleza del alma de sus sencillos habitantes, con toda su trascendencia simbólica
que tanto me acercó a una corriente muy característica de la poesía de la Edad de Oro.
El segundo, con un lirismo que concilia, felizmente, dos conceptos antagónicos que tocan las esferas afectivas y cognoscitivas, pero que en el ser humano total y verdadero están juntos. Por eso se ha podido hablar de la filosofía amorosa de Martí, para subrayar esa genialidad del Apóstol de imprimir a su obra esos elementos que la brillantez de Mañach captó con dos palabras claves: Raíz y ala.
Dr. Elio Alba Buffill
Profesor Emérito
The City University of New York
Kingsborough C. College

Comentario sobre :” El Amor Resucitado” por el poeta cubano Jorge A. Pérez

La poesía de Herminia D. Ibaceta, es diáfana, compleja y clara a la vez. Es una voz lírica, sobria y fina en lengua hispana de hoy. Es evocativa, visceral, trasciende la palabra poética, énfasis en el misterio de la vida. Inquietud conceptual, hay grandeza y modestia, singularidad, emoción única, vivencia irrepetible, verdad descubierta en la soledad, misterio. ¿Quién se atreve a negarlo?.
Lic. Jorge A. Pérez, Poeta y Ensayista.
Extracto del Ensayo
:Una Investigación Poética de lo Místico y lo Filosófico.
La Belleza como Sentido Etico”
Miami, Fl. 7/ 8 / 06

La poesía de Herminia D. Ibaceta, se coloca (desde el título del libro), en un plano de profunda espiritualidad y raigambre religiosa. No es ensimismada, ni de sentir solitario. Es una poesía proyectada hacia lo humano universal.

Dra. Zenaida Gutiérrez Vega

APOLOGÍA PARA LA POETISA HERMINIA D. IBACETA

Este blog que con gusto y amor he creado para una amiga, es muy merecido y espero ella de continuidad al mismo, para que todas las personas que aman la poesía, los ensayos, la crítica literaria, conozcan las obras de una mujer de extremada sensibilidad, maestría del verbo, de la palabra, su cadencia, lira y forma de articularla.
Para mi Herminia D. Ibaceta, es una poetisa cubana que tiene un legado escrito, plasmado dentro de la poesía actual contemporánea, lo cual no deja de ser, ese decir refinado, donde la rima y métrica no pasan al sendero de la antigüedad, -Como quieren hacerlos algunos especialistas, críticos y poetas-, que por carecer del don de ser poetas innatos, se ven con las manos atadas para revestir la palabra de: linaje, compostura y traje, donde ella de por si
-la poesía- sigue erguida sin dejar que nadie la opaque, ni la quiera hacer pasar a otros peldaños, porque siempre habrán jóvenes que sigan su melodiosa voz y el llamado de nuestro Creador a continuar sembrándola por hermosos senderos y jardines, donde su fragancia se respire eternamente y siempre.
Mi amiga Herminia Ibaceta, tiene cosechados sus bellos parques y confines de versos, sonetos, décimas, prosas.. y mucho más que aquí los podrán leer en todas las latitudes del Planeta.
Muchas Gracias a los lectores.





APOLOGÍA PARA HERMINIA

De: Vivianne Alegret

Hay almas tan sensibles que han nacido
para crear jardines con sus prosas.
Hacer volar las bellas mariposas.
Sembrar un árbol de letras florecido.
Hay almas que a la tierra ya han venido
en viajes de continuas trayectorias,
son almas tan afines, que notorias,
se encuentran entre verso y poesía
plasmando la incesante algarabía
de sus metáforas tan ilusorias.
()
Esas almas que hoy llenan los renglones
al compás de la métrica elocuente
son destellos de luz fosforescente
que impregnan al papel sus emociones.
Y que fulgor de gratas sensaciones
se elevan cual plegaria hasta los cielos,
viajeras almas, paralelos vuelos,
las nuestras de expresar lo que sentimos,
diciendo tanto, que tanto decimos,
tras los cristales de los espejuelos.
()