jueves, 12 de agosto de 2010

DERECHOS HUMANOS








Quién dijo derechos?, ?Derechos humanos?...
Todos los derechos los tiene el tirano.
Nazco y no soy dueño de mí,
soy del amo. Posesión ajena
que cruza este páramo batiendo los vientos
sin pan bajo el brazo.
Enteco, vacío, sin luz ni zapatos.
Soy... un ente viejo
de sólo unos años.
Con el labio inmóvil, los dientes chirriando,
encarcelo el grito
que pare el espanto.
Voy...mordiendo espinas,
enterrando el canto, las ansias,
los sueños, y este honor que guardo
donde no lo alcancen sus fúricas manos.
Todos los derechos los tiene el tirano.
No hay derecho al sol...
en eterno ocaso, la luz ensombrece
sus pétalos blancos.
Templo sin campanas, pastor sin rebaño
que en la propia hacienda
vive mendigando un voto,
una estrella, un sueño, un hermano.
¿Quién dijo derechos?, ¿Derechos humanos?,
Todos los drechos los tiene el tirano.
¿Mi único derecho?...Vivir esperando.

LA SILLA VACIA


Renegridos horizontes,
horizontes desgarrados,
sobre los potros del tiempo lento cabalga el pasado:
ausencias, quejas, angustias,
delirios, ecos lejanos,
imágenes fugitivas perdidas en el ocaso.
A la mesa del recuerdo se acercan los desterrados,
hay una silla vacía esperando a un invitado,
el banquillo del silencio, el puesto del inmolado.
Hombre que vivió muriendo, hombre que murió soñando
un pan de tierra lejana adormecido en sus mano;
el triste amante de un pueblo,
que en otro pueblo, callado,
bordó en lágrimas y espinas las rosas de su sudario.
Sombra de la propia sombra, pasó entre todos, de largo...
Nadie entendió su mutismo, su dolor abanderado.
Los ojos cerró a la vida,
abriéndolos al milagro de una tierra compartida
en los ámbitos alados;
todo luz, todo estandarte,
todo raíz, todo espacio.
Silencio...
El aura toca a la puerta,
confundidos en su abrazo la Patria y el hijo llegan,
Patria y hombre están aquí,
en la mesa del recuerdo
no hay puestos desocupados