C O P L A S
El hombre nace y empeña
en luchas toda su vida
sin pensar,
que sólo vive el que sueña
y la existencia es perdida
sin amar.
Barre el odio, al sol asoma
sobre la inútil ofrenda
nueva faz,
libera al fin la paloma,
ondea la blanca albenda
de la paz.
CREACIÓN
Gira el cosmos, cinéreos vapores
gravitan en sus órbitas cerradas,
tenebrosas penumbras enlazadas
escalan de lo inmenso los alcores.
Ruge el viento, sus silbos tronadores
embisten las mareas desoladas.
Muere el silencio, auroras embozadas
atalayan los prístinos albores.
Rasgan las nieblas su negro capuz
abriéndose el espacio al resplandor
de un flameante capullo de luz.
El firmamento los astros inundan,
las tierras y los mares se fecundan
al impulso del soplo creador.
DESICIÓN
Un hombre sorprendió a su pensamiento
contando los valores de riqueza,
y mientras ahondaba en su pobreza
sentía de su estado el descontento.
.
A pasar acertó en aquel momento
jubiloso desfile, a la cabeza
Señor Oro, cantando su grandeza
discutíale cúspides al viento.
Rayo certero cruza en un segundo
del cortejo la externa mascarada
mostrando el corazón por el postigo.
Y el pensamiento, desafiando al mundo,
pronuncia la sentencia inesperada:
-Renuncio a pobre. Quiero ser mendigo.
ARCAS DE LUZ Y SOMBRAS
Gira la tierra al eje suspendida;
la estrella de la noche y las auroras
se suceden, y el ritmo de las horas
nos marca los compases de la vida.
Caminamos la senda florecida
deslumbrados por luces impostoras;
sin reparar que vida, cual Pandora
lleva en sí luz y sombras confundidas.
Cuidado, amigo, que Caronte aguarda
levada el ancla y presuroso el remo.
En los breñales de ti mismo escarda,
y deja que florezcan en tu huerto
las rosas de la luz, seguro puerto,
las arcas te abrirá del bien supremo.
MUERTE
Llegarás a los planos de lo inerte
polvo sin luz, materia consumada.
En las alas informes de la nada.
volarás las llanuras de la muerte.
Riquezas ni poder han de valerte.
Al umbral de la última morada
desnudo llegarás, arca sellada
los dones que una vez te dio la suerte.
Coro de bronce cantará tu duelo,
lecho y almohada te dará la tierra,
las tinieblas espacio para el vuelo.
Y un último tributo de los hombres
sobre la piedra que tu cuerpo encierra;
en indelebles trazos, fecha y nombre.
MUERO EN TI
En un canto de luz tibia y serena
mis dormidas auroras despertaste;
en mi mundo un oasis recreaste
de agua viva, rumores y azucenas.
Cual simún arrastrándote en mi arena
en ráfagas sombrías te marchaste,
y en las manos vacías me dejaste
sólo angustias trenzando esta cadena.
Mariposa febril la del recuerdo
anclas leva del fondo del olvido;
no soy libre de ti, en ti me pierdo.
Solos quedan clamando a la fortuna,
la resaca de todo lo vivido
y un destello intangible de la luna.
RENUNCIA
Márchate dije, y te llamé cobarde.
Mi palabra cegó la primavera.
Habité con las sombras en la tarde
bebiendo en ti la soledad primera.
Aún recuerdo los gestos, el alarde
acallando la voz de la quimera,
y como el cirio que en cenizas arde
quemé en los labios la esperanza entera.
Nada queda de ti, ya no eres dueño.
Con un ansia voraz en la garganta
consumiste las mieles de la ofrenda;
Un sol nuevo me nace y se agiganta;
me voy tras de su luz, te dejo el leño,
crucifica mi amor y tu leyenda
RENACER
Rompe la aurora y déjame la noche
poblada de rumores y amapolas;
reniego de tu luz, estoy a solas
desnudando tu espíritu. Fantoche.
Calzando penas enterré el reproche,
salté del yunque en que el amor inmolas.
He de marchar, ungida de corolas,
deshojando paisajes desde el coche.
Repican las esquilas de las horas
su tema de cristal; indiferente
apuras tu visión de humanidad.
Me alejo de las celdas en que moras.
Voy en pos de infinito, sonriente,
sin perder proporción de eternidad.
LLEGASTE DIFERENTE
LLegaste, amor, a despertarme; ajena
caracola dormía al son del viento.
Como un susurro, amor, así te siento,
tibio beso de luz sobre la arena.
Rozas mi piel, te adueñas de la escena,
tu tañido azulea el pensamiento,
arropada en las ondas de tu acento
voy como nota inmaculada y plena.
Entre vítores, tirsos y nelumbos
llegaste a mí, rotundo, diferente,
gigante colosal barriendo huellas,
ensayando horizontes a mi frente.
Llegaste, amor, cambiándole los rumbos
al campo sideral de mis estrellas.
NO DESOIGAS SU VOZ
Sinaí, voz ecuménica suena
desde la cumbre al insondable abismo,
cincel de luz los signos encadena
quebrando de las piedras el mutismo.
La Palabra tomó conciencia plena
renaciendo del puro simbolismo,
la sentencia se eleva y nos ordena:
“Al prójimo amarás como a ti mismo”.
Amor es el misterio donde anida
el ancestral milagro de la vida.
Amor es la verdad que nunca hiere,
tizón que el lumen de tu ser inflama;
no desoigas su voz, prende la llama,
si por amor naciste, por él muere.
Si pudiera volver sobre mi huella,
desandar lo vivido, espacio y hora,
remaría otra vez la barca aquella
donde el jinete de los sueños mora.
Igual que ayer caminaré doncella
la senda del rebaño y la pastora;
de la luz y las sombras la querella
revocaré en los predios de mi aurora.
Yo volveré a reír con el que ríe,
yo volveré a confiar en quien confíe
su proceder a la bondad del juicio.
Me ajustaré de la verdad las bandas
y dejaré al amor llevarme en andas
por las calles del sol o del silicio.
FIN
Cantemos al amor, dígase el verso
aunando en nuestra voz, sol y esperanza,
arranquemos al arpa el eco inmerso
que de sus cuerdas a brotar no alcanza.
Por el amor que mueve al universo
en su perenne y armoniosa danza
subid acordes la empinada cima,
cantemos al amor la eterna rima.
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